miércoles, 22 de febrero de 2012

FUENTE

Letras, siempre ellas son capaces de sumergirme en lo profundo.
Suenan tal vez sin decir nada en un baile de vacío en espiral que crece y decrece sin más.
No pueden decir mucho, simplemente aspiran a ser parte.
A tomar forma en aquello que nace de mis dedos para llegar a la fuente inmaculada que esondida, quizás como un juego, las hace danzar en el desorden.

Tal vez es el vuelo de lo no-dicho lo que hace surgir el mundo imaginario.
La no-forma que se expresa creando simplemente un latido que en la nada crea un todo.
Un todo que no se comprende, que tal vez el alfabeto no completa.
Un todo que simplemente emerge acercándonos sin más a un sonido descendente en ocasiones,
a una oración mísitica que se eleva otras, de forma incomprensible.

Es un latido.
Seguramente eso ni siquiera roza la perfección plena del que nada dice intentando expresar tanto.

Es un mar en calma o un oleaje, con olor a tierra y sal que salta desde las pupilas a enzarzarse en este
texto sin letras ni palabras.

Transmitir.
Caminar buscando sendas donde lo no-nacido pueda ser el vuelo de una estrella.
No hay sentido en lo no-surgido pero si la belleza de una música ancestral que suena como si fuera parte ajena de aquel que la crea, desde acordes sutiles de puntos descendentes y ligeros.
Apremia el pecho para encontrar el inicio desde donde desmadejar el hilo que en crisálida de hielo ha dormido tanto tiempo.
El hilo que conecta la experiencia de los no-recuerdos desde la silenciosa búsqueda de la expresión propia.
El hilo que se teje en las entrañas empujado a emerger para ser parte.

Ser parte, sin más conexión ni contenido que una sensación de esperanza y de futuro, donde la madeja se convierte en un circulo perfecto, donde nadie ha de estirar para que sea.

Tal vez, este ir y venir inexperto, buscando abismos espaciales, crea el devenir de esta experiencia que conoce una sinfonia de acordes, que trata de transcribir con la poesia de los hombres.

Belleza, no existe otro sentido a este lugar que ahora llena el vacío de palabras.
Decrece la búsqueda en el sonido de lo que una paz no dicha ni descrita, hace de este discurso interno un mandamiento.

Interno, profundo, un camino de polvo en el tiempo que oscila sabiendo que hay un punto donde nace y muere este instante de búsqueda y reconocimiento propio.
Finaliza sabieno que me lees, que no hay caminos ni universos que no esten en ti, en mi y en estas letras.
Que no hay vacío, ni caos, ni desorden en ese espacio que ahora llenas, donde lo no dicho toca y acaricia lo que fuimos y seremos, en la eterna visión que nos acerca, y que sin encontrar una forma bella de expresarlo...
me hace sentirte en esa fuente inmaculada que se esconde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario